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Con una oración, Lilia Acosta iniciaba un nuevo día de lucha. La misma fe con la que compartía cada imagen de su hijo Joshua Salinas Acosta y de otros miles de desaparecidos en el Ecuador la llevaron hasta el país vecino para reencontrarse con su hijo. El viernes 9 de julio, recibió un mensaje que le permitió dar con el paradero del pequeño Joshua, después de dos años y cinco meses de dolor y angustia.

«El viernes 9 de julio recibí unos mensajes anónimos en mi facebook, que me indicaban que tenían información muy importante para mí. Mediante fotos y videos que me enviaron, pude comprobar que era mi hijo. Ese mismo día decidimos con mi familia viajar a Colombia».

Lilia, aún recuerda la desesperación que sintió el 14 de febrero de 2019, cuando regresó a su casa en Otavalo y no encontró a su hijo Joshua, su esposo Manuel, ni la furgoneta de la familia. La condición mental de su esposo hizo que su preocupación sea mayor, debido a que incluso había demostrado conductas violentas y suicidas, por lo que no dudó en inmediatamente pedir ayuda a la Policía. Sin embargo, no se tomaron las respectivas acciones para localizarlos y los agentes catalogaron el caso como «pelea familiar» y que simplemente «el niño estaba con su padre». Esa burla e inoperancia de los agentes causaron un fuerte dolor y frustración en Lilia.

 

Muchísimas gracias a Asfadec por todo el apoyo que tuve sobre todo en esos momentos de dolor y desesperación, y gracias a todos quienes compartieron la imagen de mi niño. [Lilia Acosta]

Un calvario que empezó en febrero 2019

«Las cámaras del Peaje de San Gabriel indicaban que ellos tomaron rumbo hacia Colombia y en agosto del 2019 solicitamos que nos asistan con ayuda internacional, pero el oficio que hizo el fiscal no fue aceptado por la oficina de Relaciones Internacionales, porque supuestamente no se ajustaba al formato que pedían y por ende no se concretó la búsqueda en el país vecino». En junio de este año, Lilia tuvo personalmente que llevar el oficio desde Otavalo hasta Quito y en la capital le dijeron: “señora, como la petición es para otro país, la respuesta se dará mínimo en un año”. Dos años y cinco meses de puro calvario por la inoperancia de las autoridades a pesar de que habían pistas claras de que podían estar en Colombia.

Después de ver los videos en los que reconoció a Joshua, se comunicó con el agente, el viernes por la tarde. Sin embargo, éste le manifestó que estaba en Quito, en su día de descanso. Los maltratos de los agentes y cómo se maneja la Fiscalía, hicieron que ya no confíe en las instituciones: «hubiese tenido que esperar hasta el lunes, recién para volver a conversar. Pero con mi familia decidimos viajar esa misma noche a Colombia».

Lilia Acosta junto a Asfadec, en uno de los plantones realizado en la Plaza Grande, en mayo del 2021 / Foto: Asfadec

Un reencuentro en Colombia

Joshua fue localizado en un pueblito cerca de Popayán, en  El Cauca. «Fue una alegría inmensa volver a ver a mi niño. Él estaba un poco impresionado y asustado por el operativo de rescate. El fin de semana pedimos ayuda a las autoridades y a la Policía de Colombia, quienes gestionaron el reencuentro».

«Salí (viernes) con mis tres hermanos y mi cuñada cerca de las 10 pm. Esperábamos que la Policía de Migraciones nos ayude y todo lo contrario, me volvieron a lastimar: ¿Señora, por qué después de más de dos años usted recién quiere recuperar a su hijo?” Esas palabras demuestran que nuestros agentes no sabían quién es Lilia Acosta, ni su lucha; y tampoco quién es Joshua. Además, también revelan que la Policía del Ecuador no trabaja en conjunto y son indolentes con el tema de las desapariciones. “A mí me ofrecieron que todos los UPCs a nivel nacional iban a estar enterados de la desaparición de mi hijo. Pude comprobar que son mentirosos y que los ofrecimientos de búsqueda o investigación son solo palabras para calmarnos» recuerda Lilia, con indignación.

«En ese momento supe que tenía que arriesgarme y pasar por una trocha. Pasamos como cuatro controles clandestinos donde hasta tuvimos que pagar para que nos dejaran continuar. Fue un momento angustiante», relató Lilia.

«Mi niño ya tiene 10 años y está bien. Lo noté más alto, casi de mi porte y más gordito. Como aspecto positivo, ha estado estudiando también en una escuela. Pero las condiciones de vida y vivienda donde lo encontré no son las ideales para un niño. Su padre, por su condición psiquiátrica, no le podía dar calidad de vida, pues me enteré que en Popayán estaba sobreviviendo como reciclador en las calles, mientras que en Otavalo, a Joshua no le faltaba nada. Todo era risas y juegos junto a sus primos, más los cuidados de sus tíos».

 

Sin embargo, Lilia no tomará alguna acción legal por la acción de su expareja que dio como hecho la desaparición de Joshua. “Dejaré que la Ley actúe, pero sí tomaré medidas de protección para mi hijo”.

 

Ningún padre, ninguna madre tiene el derecho de llevarse a un hijo bajo ninguna circunstancia. Y mi mensaje para los padres que están pasando por esta situación es que no pierdan la fe. Invito a la sociedad a seguir compartiendo las fotos en redes sociales, grupos y en medios o espacios de comunicación. Hay miles de desaparecidos en el Ecuador, de todas las edades y en todas las ciudades. La viralización de mi caso y de la imagen de mi hijo permitieron que un usuario lo reconozca y me pueda contactar. Siento que Dios me envió un ángel que se apiadó de mí y de mi hijo, tras vernos en facebook. No cuesta nada compartir una foto, solo un click. Además, mi lucha junto a los familiares y amigos de personas desaparecidas y encontradas sin vida no termina con el hallazgo de mi hijo. Seguiré presente en los plantones, compartiendo en redes sociales y sobre todo vigilante de que estos hechos no vuelvan a ocurrir. [Lilia Acosta]

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_cta h2=»Autor»]Oscar Flores Rivera (Quito, 1990)

@OscarFlores | Comunicador social de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador y maestrante de Comunicación y Cultura de la Universidad de Buenos Aires. Colaborador voluntario en Asfadec (Comunicación en Territorio).[/vc_cta][/vc_column][/vc_row]