Nelly de Jesús Oviedo desapareció el 7 de abril de 2007 en la ciudad de Ambato. Dos meses antes, en febrero, Nelly había presentado una denuncia por violación que implicaba a dos personas (un militar y a su amigo). En ese entonces Nelly tenía 18 años y hoy luego de 15 años, no existe una investigación con indicios claros que determinen su paradero ni a los responsables implicados.
Su hermana Vilma Oviedo recuerda lo sucedido:
«Ese día, él le dio de beber algo a Nelly y ella no recordaba nada, solo que al día siguiente amaneció con él y su amigo en un motel. Dos meses después desapareció y cuando fui a poner la denuncia las autoridades me decían que ella se fue porque se cansó de la familia. Los agentes fiscales me pedían dinero para transportase y sacar copias»
En el caso de la desaparición de mujeres, por lo general, tiene un móvil diferente al de los hombres, la mayoría de las veces hay la intencionalidad de la apropiación del cuerpo de la mujer, de hacer un uso y tener control sobre ese cuerpo. De ahí que existe un vínculo entre casos de desapariciones y trata de personas, explotación sexual, tráfico de drogas o víctimas de un feminicidio. En las desapariciones involuntarias, el Estado es responsable por omisión debido a que sus instituciones no cumplen con lo necesario para encontrar a nuestros seres desaparecidos, convirtiéndose en cómplice de sus desapariciones.
Carta a Nelly Oviedo, de su hermana Vilma Oviedo
Ambato, 2022
Actualmente los lunes son los días cansados para volver a un rutinario trabajo. Ahora tras 15 años de tu desaparición diera todos mis días libres para volver a ver tu sonrisa o quizá solo ese rostro serio, lleno de calma que me decía todo y nada a la vez, la última vez que te vi, me mostraste cuan feliz estabas a pesar de tus heridas de infancia llamada vida a pesar de, lo injusto que el mundo podía ser con alguien que buscaba conocer el mundo y comérselo de un bocado, te alejaron de mi lado justo cuando la ley del hombre te permitía comprender y buscar por tu cuenta, pero este fue quien te devoro de la peor forma, sin rastro, sin aviso, sin regreso y lo peor de todo sin esperanza de volver a verte ni en vida ni en muerte. ¿Qué es lo que pido en un deseo de cumpleaños, con las estrellas que contemplo al anochecer, en mis promesas implorando al cielo, rogando ante un Dios que no me da respuesta ante este dolor? Pido y suplico que regreses con tu familia, en donde siempre hay una silla vacía para ti, una de tus tantas ropas que dejaste, una sonrisa sincera, un corazón que palpita y sigue en pie, agonizando, pero pie, esperando, solo esperando tu regreso.
Ráfaga de esperanza
La ley del hombre nunca ha sido tan perversa como cuando se deleita, hace caso omiso al dolor de cientos, miles de personas que tienen sus hogares incompletos por la falta de sus seres queridos; sin embargo, ante tanta injusticia marcada por la ambición, egoísmo, corrupción, falta de interés y empatía por el dolor de madres, padres, hermanos, hijos, y todos cuantos compartieron con aquellas almas que hoy no han logrado volver a casa.
Aparecen ángeles que, sin interés alguno, no solo acompañan en el dolor si no también en la lucha incansable, dando una pequeña ráfaga de esperanza, esperanza que permite respirar un día mas con esta agonía infinita, infinita hasta ese tan anhelado retorno. A todos ustedes ASFADEC gracias por esta lucha hombro a hombro.
Foto de portada: Marcha por el Día Internacional contra la Violencia a la Mujer, Quito 2018. Foto: archivo/Asfadec[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_cta h2=»»]
Licenciada en Comunicación Social, Periodismo por Universidad Central del Ecuador. Estudiante de Maestría Comunicación Política en UIDE.