Sobre ellos, los funcionarios deberían recaer la responsabilidad legal por esta impunidad y por mantenerme a mí y a mi familia en esta tortuosa zozobra; pero mucho temo que sus conciencias no entienden de mi dolor y con certeza tienen cientos de argumentos sobre su efectividad y cientos de excusas sobre su ineficacia.
A cinco años de la desaparición de Juliana, yo cada día espero recibir noticias suyas; su cuarto sigue intacto a la espera de su regreso, y la vida sigue congelada, sin respuestas, sin certezas, con miedo. Ojalá esta carta les llegue a las autoridades competentes, al corazón de la sociedad e inclusive ojalá logre tocar la memoria de los que la desaparecieron y por fin hablen para decirme donde está, porque se la llevaron.
Cada día las horas pasan entre la ansiedad de encontrarla viva y abrazarla; un abrazo largo, cálido, en el que sepa que cada día de estos cinco años mi vida entera ha sido encontrarla; o la necesidad de tener respuestas, para, aunque sea poderle darle sepultura y tener un sitio donde ir a verla. El dolor de no tener a mi hija es tan fuerte y tan profundo que da miedo irse de este mundo sin saber dónde quedan o donde están.
Ese mismo miedo paraliza el corazón de miles de familias que en Ecuador siguen sin saber dónde están los suyos, quien se los llevo.
Durante estos cinco años mi espalda se cansó de recibir palmaditas de consuelo, falsas palabritas de aliento y falsas promesas de fiscales de la causa, policías investigadores, asesores de ministros, funcionarios, ministros de Interior y
Justicia, fiscal Galo Chiriboga y Rafael Correa; si el esmero que pusieron en cada palmadita y en cada discursito “adolorido y solidario” lo hubieran puesto en investigar Juliana estaría en casa.
Fiscal Carlos Baca Mancheno y fiscal Jorge Flores ya no más palmaditas, no más discursos dilatorios, no más justificaciones de lo injusticable, no me pidan más paciencia, quiero, exijo que me devuelvan a mi hija, Juliana Campoverde, y que los responsables de su desaparición sean sancionados. Ese es mi derecho, el de mi familia, el de toda una sociedad que necesita conocer la verdad, ese es el derecho de las miles de familias que no saben dónde están los suyos.
Presidente Moreno usted se ha comprometido a desarrollar una gestión eficiente, que pasa por fortalecer las instituciones como Fiscalía que tienen una clara obligación frente a los derechos de verdad y justicia que nos asisten a los familiares de personas desaparecidas y apelo a su compromiso para que Fiscalía procese de manera diligente y adecuada el caso de mi hija y se dé continuidad a las fases procesales que correspondan. No puede ser posible que 5 años después de mantener una investigación abierta no existan resultados; eso pone una vez más en evidencia la falta de diligencia, idoneidad y respuesta estatal adecuada.
Juliana mi amor por ti seguirá impulsando cada acto, cada plantón, cada carta, cada exigencia; solo me mueve el amor; el amor a Juliana es el que nos mantiene, a mí y a mi familia en pie, con la esperanza de encontrarla; en mi espíritu no habrá calma hasta el día que te vea adorada hija mía Juliana Campoverde.
Por amor a mis hijos, por amor a Juliana, por los cientos de desaparecidos y desaparecidas que no encuentran el camino de regreso a casa, no permitiré que el caso de mi hija quede en la impunidad; y tengo la certeza de seguir contando con la solidaridad de los hombres y mujeres transparentes y nobles que este doloroso camino me permitió conocer; a algunos nos une el mismo dolor porque también buscan a sus hijos, a sus hijas; otros y otras han
llegado solidarios y esperanzados a dar su mano, su fuerza, su palabra de aliento; a todos ellos y ellas que en estos tres años me han acompañado mi gratitud inmensa. A mi familia todo mi amor por su paciencia, por su apoyo, por
su abrazo.
July, tú serás el amor que no se olvida; tú serás el amor que no se apaga; tú serás el amor que siempre resplandece; tú serás el amor que siempre canta más allá de la vida y de la muerte, de las constelaciones más lejanas. Siempre serás tú, hija mía.