Hoy, 7 de julio de 2024, se cumplen doce años de la desaparición de Juliana Lizbeth Campoverde Rodríguez vista por última vez entre las calles Mariscal Sucre y Ajaví, en el sur de Quito. Su madre Elizabeth Rodríguez exige a las autoridades del Ministerio del Interior retomar la búsqueda de los restos óseos de Juliana.
El 17 de julio de 2019, el Tribunal de Garantías Penales de Pichincha sentenció a Jonathan Carrillo por el delito de secuestro extorsivo con resultado de muerte de Juliana y ordenó la localización de sus restos. Sin embargo, cinco años después aún se desconoce dónde está Juliana.
Elizabeth junto a Maite escribieron este poema sin título para nombrar a Juliana hoy y siempre.
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Cuatro mil trescientos ochenta y un días tuvimos que rearmar noche a noche tu rostro, tus bromas, tus gestos, tus juegos, tus enojos, tus risas. Nos obligamos a soñarte porfiadamente, a recordar una y otra vez tu manera de caminar, tu especial forma de golpear la puerta, de jugar con tus muñecas o la forma de sentarte cansada cuando llegabas del colegio. Nos obligamos a soñarte, como quien dibuja el rostro amado en el aire de un paisaje invisible. Como quien regresa a la niñez y se esfuerza por rearmar continuamente un rompecabezas, un puzzle facial desbaratado en la última pieza por el golpetazo de la injusticia.
Aun así, a pesar del viento frío que entra sin permiso por la puerta de par en par abierta, nos gusta dormirnos acunados por la tibieza terciopela de tu recuerdo. Mis pasos arañan las entrañas de aquellos lugares que juntas caminábamos, rearmo en el aire la imagen de tus ojos, tu mirada, las flores que tus manos me entregaban, las mañanas, el amor que se quedó impregnado en mi piel, en la pared de tu cuarto, en olor de tus cobijas. Nos gusta saber que cada noche te exhumaremos de ese pantano sin dirección, ni número, ni sur, ni nombre. No podría ser de otra manera, no podríamos vivir sin tocar en cada sueño la seda escarchada de tus cejas. No podríamos nunca mirar de frente si dejamos evaporar el perfume sangrado de tu aliento.
Te llevamos a todas partes como un cálido sol de sombra en el corazón. Con nosotros vives y vas plateando lunares en nuestras canas rebeldes, juegas, te mueves, caminas, en nosotros habitas. Juliana eres invitada de honor en nuestra mesa y con nosotros ríes y con nosotros cantas y bailas y comes y ves tele. Y también apuntas a los culpables cuando aparecen en la pantalla hablando de amnistía y reconciliación.
Juliana cada día estás más viva, cada día más joven, cada día más fresca, como si rejuvenecieras siempre en un eco subterráneo que te canta, en una canción de amor que te renace, en un temblor de abrazos y sudor de manos, donde no se seca la humedad porfiada de tu recuerdo.
Hoy no dejas de cantar, tu voz está guardada en lo profundo de los seres que te acompañan, tu vida se impregna en este lugar y en cada espacio que habitaste con amor. Te recuerdo calientita Juliana latiendo, el sonido de tu respiración tu aliento, recuerdo tu piel suave al acariciarte dormida, te recuerdo cantando Juliana en la sala, entregándote en cada nota, abriendo el corazón, tu canto se elevaba, trascendía las montañas y los ríos, se entremezclaba y jugueteaba con el viento que ahora susurra a mi oído al despertar cada mañana.
No dejamos de escucharte, nadie nos quita tu presencia, no podrán arrebatarnos el recuerdo, mi memoria te llama Juliana, te busca, te abraza, te guarda, habita todas las risas que compartimos, los juegos, las conversaciones nocturnas. Hoy te nombro en cada respiración, en cada grito de lucha que te busca y te buscará siempre hasta dibujarte con mis manos, apretarte hasta lo profundo de mi vida y que no te escapes de mi existencia. Siempre estará tu voz, tu lucha, tus pasos, quienes te amamos vamos contigo, te abrazamos en la fría noche, te cobijamos el corazón y el cuerpo, calmamos el temblor de tus manos, colocamos flores amarillas en tu recuerdo y como cada domingo por la tarde dormiremos juntas Juliana y nunca estarás sola.
Poema escrito en julio de 2024 y recitado durante el plantón por los doce años
de lucha por encontrar a Juliana.
Foto de portada: Juliana Campoverde fue desaparecida el sábado 7 de julio de 2012, en el sur de Quito. Desde ese día su madre no ha parado de buscarla. Archivo familiar